La controvertida elección de 1988 le dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari. El flamante presidente representaba un perfil novedoso entre los cuadros del autoritario y omnipotente Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta nueva generación de funcionarios de inclinación técnica y educados en el extranjero fue bautizada con el nombre de ‘tecnócratas’. Salinas y sus colaboradores habían sido influenciados por una corriente ideológica que en ese entonces se estaba convirtiendo en el status quo económico de buena parte del planeta: el neoliberalismo. La solución a los problemas de México, pensaban estos tecnócratas neoliberales, era muy sencilla: inventar una nueva región a través del libre comercio.
La controvertida elección de 1988 le dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari. El flamante presidente representaba un perfil novedoso entre los cuadros del autoritario y omnipotente Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta nueva generación de funcionarios de inclinación técnica y educados en el extranjero fue bautizada con el nombre de ‘tecnócratas’. Salinas y sus colaboradores habían sido influenciados por una corriente ideológica que en ese entonces se estaba convirtiendo en el status quo económico de buena parte del planeta: el neoliberalismo. La solución a los problemas de México, pensaban estos tecnócratas neoliberales, era muy sencilla: inventar una nueva región a través del libre comercio.